sábado, 6 de agosto de 2011

Aika. Cap. 2 "Empezar de ¿Nuevo?" 1-10

¡Has Click en la imagen para ver tamaño real!









Aika. Cap. 2 "Empezar de ¿Nuevo?" 0-10

¡Has click en la imagen para ver tamaño real!










Aika. Cap. 1 "Regreso" 4-4

¡Has click en la imagen para ver tamaño real!












Aika. Cap. 1 "Regreso" 3-4


¡Has click en la imagen para verlo en tamaño real!












Aika. Cap. 1 "Regreso" 2-4





¡Has click en la imagen para verlo en tamaño real!













Aika. Cap. 1 "Regreso" 1-4





Éste es el comic de mi historia titulada "Aika" 
Trabajo en ella. 



Los escombros de mi mente (Segunda escena) 


Zafón: ¿Ica, estás despierta?

Ica: No lo sé. ¿Tú lo estás?

Zafón: Sí.

Ica: Creo que yo no. ¡Despiértame!

Zafón: (Pensativo) ¡Ica, levántate! (Ica bosteza) ¿Ya te has despertado?

Ica: Sí, ahora sí. (Se encienden las luces)

Zafón: ¿En dónde estamos?

Ica: ¡No me hagas esa pregunta! Yo no sé la respuesta.

Zafón: Lo siento (Silencio) ¿De qué historia de princesas hablabas?

Ica: (Emocionada) Oh, ¡Cuéntala de nuevo! ¡Cuenta la historia de nuevo!

Zafón: ¿A qué te refieres?

Ica: A la historia. ¡Cuéntala de nuevo! (Música (Piano)) Yo seré la princesa y tú el dragón.

Zafón: Pero si jamás te narré una historia semejante.

Ica: ¡Vamos, por favor! (Se coloca un vestido) Yo seré la princesa solitaria y tú vendrás a rescatarme.

Zafón: Pero si los dragones…

Ica: ¡Atención silencio! Presiento algo.

Zafón: Pero los dragones no…

Ica: ¿Quién eres? ¿Qué haces aquí?

Zafón: Ica, los dragones no…

Ica: Te he hecho una pregunta y como princesa que soy, te ordeno que me la respondas. ¿Quién eres y qué haces aquí?

Zafón: Soy un dragón.

Ica: ¿Dragón? (Ríe a carcajadas) Yo no creo en dragones.

Zafón: Pero Ica, si acabas de decir que yo era un…

Ica: En tal situación, entonces te ordeno que seas un dragón.

Zafón: (Cruza los brazos) Eres muy mandona.

Ica: Y dime dragón ¿Cómo es tu nombre?

Zafón: (Pensativo) Peter, mi nombre es Peter.

Ica: ¡Te ordeno que lleves como nombre, Peter! (Zafón confundido) ¡Acércate! (Éste obedece) ¿Vienes a rescatarme?

Zafón: Pero yo soy un dragón, no puedo rescatarte.

Ica: Entonces vienes a comerme.

Zafón: No, no te comeré, no me gusta la carne humana.

Ica: (Indignada) ¿Y quién ha dicho que soy humana? ¡Te ordeno que me comas!

Zafón: En verdad no me apetece comerte.

Ica: Entonces, de ser así, ¡Te ordeno que no me comas!

Zafón: Eres muy conciente (Silencio) ¿Y qué se supone que debo hacer ahora?

Ica: Debes creerte el cuento (Silencio) ¿Por qué has venido Peter?

Zafón: ¿Peter? Ah, sí Peter. He venido a… No sé por qué he venido, algo me atrajo a este lugar.

Ica: ¿Sabía usted, señor dragón Peter, que yo me encontraba en ese lugar?

Zafón: No. Pensé que era un lugar solitario.

Ica: Lo es.

Zafón: Quería un lugar verdaderamente solitario para poder suicidarme.

Ica: Entonces usted ha venido a que yo lo mate.

Zafón: No, no es así. Yo quería matarme yo mismo.

Ica: ¡No se preocupe! Yo puedo hacerlo por usted. Además, si le hago ese favor, señor Peter, usted iría al cielo y yo al infierno.

Zafón: Tiene razón, entonces, ¡Le ordeno que me mate!

Ica: (Sorprendida) ¿Cómo ha dicho?

Zafón: ¡Ordeno que me mate!

Ica: (Molesta) Incompetente, traidor.

Zafón: ¿Qué?

Ica: ¿Cómo se le ocurre ordenarme a mí? ¿Qué acaso no sabe a quién se dirige? Soy la princesa. Una princesa de verdad.

Zafón: (Confundido) Lo siento.

Ica: ¡Arrodíllate ante mí! ¡Te lo ordeno! (Zafón obedece de inmediato) No acepto tus disculpas, te mataré.

Zafón: (Se levanta asustado) ¡No lo haga, por favor! He cambiado de opinión, no deseo morir.

Ica: Lamentable cambio, de igual forma morirá.

Zafón: ¿Y qué hará usted? (Ica saca un cuchillo) De igual forma, si me mata, quedará sola (Ica lo observa) No tendrá a quién ordenar.

Ica: Puedo vivir sin usted.

Zafón: Es fácil decir eso porque no me conoce (Ica se le acerca) ¡Por favor! Además puedo hacer que usted se le haga imposible vivir sin mí, ¡Déme esa oportunidad, por favor! (Ica se acerca más) Se lo suplico ¡No me mate! (Éste se tapa la cara. Ica levanta el cuchillo) No, no… ¡No lo haga! (En el preciso momento que lo va a apuñalar, éste grita e Ica se detiene) ¿Por qué te ha detenido?

Ica: ¡Vamos! Le sedo una oportunidad. ¡Demuéstreme que no puedo vivir sin usted! (Zafón se levanta)

Zafón: No soy galán, ni tampoco apuesto.

Ica: No tengo ojos para ver, así que no sé qué es la belleza física. ¡Vamos! Sólo tiene una oportunidad.  

Zafón: ¿Cómo es su nombre?

Ica: No lo sé.

Zafón: Entonces le pondré un nombre. Usted se llama Cristal.

Ica: ¿Cristal? Bien.

Zafón: Y tiene trescientos cuarenta y cinco años.

Ica: ¡Prosigue!

Zafón: (Música (Guitarra)) Yo he venido a este lugar para quitarme la vida, pero me la he encontrado a usted. Usted, allí, tan acompañada de la soledad. Compartimos a la misma compañera, amiga, ¿Hermana? Madre, padre, no importa. Al llegar aquí no sabía quién era, pero supe que teníamos algo en común, queríamos ser rescatados. Usted deseosa de que fuese yo quien la rescatara, se ha quedado triste al saber que no lo haría. Pero eso puede cambiar, yo también deseo que me rescate, que usted lo haga, podríamos rescatarnos ambos. ¿Qué le parece?

Ica: ¡Continúa!

Zafón: Prometo rescatarla si usted me rescata a mí. Soy un dragón solo…

Ica: Y yo una princesa sola.

Zafón: ¿Lo ve? Podríamos hacernos compañía. Yo estaría siempre a su lado; ya que no puede ver, le haría saber lo hermoso que es la belleza física, tan sólo con narrarle cada detalle de cualquier cosa. Yo en cambio no puedo olfatear, no sé lo hermoso de los olores, tú podrías describirlos, ya que ambos poseemos el don de hablar y escuchar. ¿No es fantástico?

Ica: Usted sólo tiene miedo a morir, por eso quiere convencerme de tal cosa.

Zafón: No, no, eso no es así. Sólo quiero hacerle saber por qué no puede vivir sin mí.

Ica: He vivido sin usted todos estos años, puedo seguir haciéndolo.

Zafón: No es cierto, porque ahora usted sabe que yo existo y que a mi lado puede saber muchas cosas, sentir, experimentar. Saldríamos juntos de aquí.

Ica: (Grita) No quiero salir de aquí jamás.

Zafón: Bien, bien. Ambos nos quedaríamos aquí por el resto de la eternidad (Silencio) ¿Lo está pensando verdad? (Se acerca a ella) Yo no puedo vivir sin usted (La toma de la mano)

Ica: (Conmovida) Yo…

Zafón: Seríamos felices el resto de nuestras vidas.

Ica: Yo…

Zafón: Podríamos (Se acerca a ella cada vez más) Podríamos llegar a… (Se acerca a tal punto que casi la besa) Podríamos llegar a amarnos (La besa)

Ica: Yo… (La vuelve a besar. Ésta lo apuñala, este se aleja herido) Yo no amo a nadie.

Zafón: Te odio (Cae al suelo. Entra Riona, grita asustada) Duele.

































El último beso...

Hace como cinco años hice este escrito y la primera "persona" en leerlo fue el profesor, Juan C. Hucul. 
No es muy bueno, considero que tengo cosas mejores (risa). 
Espero les guste.



El último beso.



Era una noche, sí una noche. Es lo único que podía recordar. 
Sí, es lo que recuerdo, era oscuro. Sí que lo era.

Era difícil de entender por qué para él era tan complicado hacerlo. No era tan difícil, por lo menos no para mí. Qué le costaba mirarme a los ojos y decirlo, era sencillo; no tenía ciencia.

Pues así lo creía yo; fácil, sencillo, nada complicado. Pero estaba equivocada, era más difícil de lo que yo creía. Mirarme, abrazarme, sentirme, besarme, era todo un espectáculo. Ni siquiera yo podía entender por qué quería semejante cosa. No era el momento, ni el lugar, simplemente no estábamos preparados.

“¿Estás soñando?” le preguntaba una y otra vez. Él no respondía. 
Era un silencio absoluto. Lo único que se alcanzaba a oír eran sus llantos, pero en silencio.  “¡Respóndeme!” Le pedía por favor.

Decidí rendirme, irme cuando él lo hiciera, pero no lo hizo. Se quedó allí esperando, no sé qué.

Me recosté en su hombro, estaba cansada, desesperada, irritada. Él no hablaba, sólo lloraba. “¿Qué sucedía?” Me preguntaba a mí misma. Sus llantos me conmovían; era un llanto ahogado, sus lágrimas corrían por su mejilla sin control alguno.

Me costaba verlo así. Hablaba y él se sorprendía, pero era imposible, no decía ni una sola palabra.

La noche pasó sin mucho entusiasmo; era una noche de lágrimas. Cuando amaneció él decidió moverse y fue por fin cuando lo escuché hablar, débil y sin ganas, pero lo hizo “Éste era tu lugar favorito” afirmé, pero no respondió a mi sonrisa. Y de nuevo hubo lágrimas.

Otra noche fría, húmeda, triste. Dormía como un ángel pero triste, sin deseo alguno por salir adelante.

Permanecía a su lado, esperando que su voz me hablara, pero no lo hacía. Ya habían sido dos las noches que me sentía ignorada por quien amaba. No me miraba, no me escuchaba, no me sentía. Era una total extraña para él. Estaba confundida.

Intentaba no dormir, sólo quería verlo soñar. Tampoco sentía cansancio, dolor, nada. Me sentía inmortal, trasparente, quería ser amada. “Fue mi culpa” dijo mientras dormía.

Escucharlo dormir no era tan real como sentirlo a mi lado mientras me veía. Me sentía cada vez peor, pero sin dolor.

Permanecí en su cama en la mañana mientras él se vestía. No me observó ni un segundo.

¡Qué hermoso se veía bien vestido! Pero aún notaba su tristeza. Su cuerpo estaba allí, pero sentía que su alma se había ido, estaba totalmente destrozado y lo peor, no sabía por qué.

Se fue y quise esperarlo al volver, allí en el mismo lugar donde me había dejado, en su cama. Volvió en la noche. Oh ¡Qué noches aquellas!. 

Su llanto no cesaba, era agotador, conmovedor. Lo acaricié, pero eso empeoraba. Su condición física de agotaba y ya sus ojos se cerraban sin mucho esfuerzo.

Me dormí más que todo, me paralicé sin saber qué hacer, ni ver lo que pasaba. Tomó un frasco de pastillas y, luego se tomó todas las que había. Aún seguía paralizada. Convulsionó y luego se detuvo, sus ojos se cerraron y ya no respirada. Aún yo no reaccionaba. Se levantó. “¿Qué es esto?” me preguntaba inmóvil. Lo veo dos veces. Estaba acostado y luego a mi lado. Eran dos, no uno. 

Uno me veía, me abrazaba y luego lloraba. Aún paralizada me encontraba. “Vuelve a mí” me pedía, pero yo no comprendía. Su madre entró y yo reaccioné. Se lo llevaron, pero él permanecía a mi lado. De nuevo paralizada. Muda.

Pasaron segundos, minutos, horas. Paralizada, él a mi lado. Me acariciaba, me rozaba, me miraba. Era encantador tenerlo allí. Pero complicado entender por qué dos.

Silencio. Se acorrucó, como si algo le doliese, arrugó la cara y luego me besó. ¡Qué beso aquel! Mi primer beso. Y después, se desvaneció. Reaccioné. Minutos, horas. Estaba sola. ¿Adónde se había ido?

Su madre lo trajo y luego lo colocó en su cama. Ya no eran dos. Se levantó. Se sentó. Corrí hacia él. “Te amo” le susurré al oído. Llanto. “Te amo” le grité. Pero fui ignorada, de nuevo no me hablaba. “Te amo” grité desesperada. Pero aún él no me escuchaba.

Se levantó angustiado, buscó mi foto; sí era yo la de aquella foto. “¿Por qué te fuiste?” Preguntó viéndola. “Estoy aquí” Le decía; pero él no me comprendía y mucho menos me oía. Abrazado a mi foto, lloraba. Sí lloraba, sí me extrañaba. Yo estaba allí, sabía que estaba allí. Pero él, él no lo sabía. Era hora de partir, el cielo me esperaba. Me había dado miedo aceptarlo, pero era así. Yo ya no estaba.

¡Qué cielo aquel!

miércoles, 3 de agosto de 2011

Conversación contigo.

Yo: ¿Sabías que te encontraría?
Tú: Sí.
Yo: ¿Cómo?
Tú: Me escondí, sabía que sabías en dónde me escondería.
Yo: No lo sabía. Eso fue cruel.
Tú: Me encontraste, eso significa que sí sabías.
Yo: No lo sabía. Fue casualidad.
Tú: No creo en casualidades, así que sí sabías.
Yo: No quiero hablar de eso. Lamento haberte encontrado.
Tú: Lo sé.
Yo: No, no lo sabes, crees saberlo, pero no lo sabes.
Tú: Lo sé.
Yo: ¿Por qué tanta calma?
Tú: ¡Cállate!
Yo: ¿Quieres que haga eso?
Tú: Sólo ¡Cállate!
Yo: Me iré.
Tú: ¡No te vayas!
Yo: Pero...
Tú: No quiero que hables, no quiero que respires, no quiero que me persigas, pero... ¡No te vayas!
Yo: Pero...
Tú: ¡NO TE VAYAS!
Yo: Bien.
Tú: No deseo dramas. 
Yo: Bien.
Tú: ¿Por qué lloras?
Yo: No puedes hacerme preguntas si no deseas que hable.
Tú: Eres tan... No hace falta hablar para responder.
Yo: No estoy llorando.
Tú: ¡QUÉ TE CALLES DIJE!
Yo: Así no puedo.
Tú: Así puedo yo. Eres tú quien no puede vivir sin mí, tienes que soportarme, tienes que poder ASÍ. 
Yo: Pensé que tampoco podías vivir sin mí.
Tú:¡Basta!
Yo: ¡Déjame ir!
Tú: ¿Para qué? ¿Para que luego vuelvas suplicándome que te tome de nuevo en mis brazos? 
Yo: Eres cruel.
Tú: Soy una persona sincera.
Yo: ¿Desde cuándo crees en la sinceridad?
Tú: ¡Cállate! ¡Bésame!
Yo: Me confundes.
Tú: Siempre te dije que eras fácil de confundir.
Yo: Jamás dijiste eso.
Tú: Jamás lo escuchaste.
Yo: ¿Por qué me haces esto?
Tú: ¿Qué estoy haciéndote? Sólo te complazco, estoy a tu lado, no te he dejado, ¿Algo más que desees?
Yo: Deseo que me ames.
Tú: Te amo, lo sabes. ¿Lo sabes, no?
Yo: ¿En serio me amas? ¿Por qué eres así? No te comprendo.
Tú: Tampoco te comprendo y así he decidido vivir.
Yo: Tengo que acostumbrarme.
Tú: Llevas años tratando de hacerlo.
Yo: NO QUERÍAMOS VIVIR DE COSTUMBRES.
Tú: ¡No grites! Vas a hacer que te mande a callar de nuevo.
Yo: Dormiré.
: ¡Hazlo en mi pecho! 
Yo: Tu latir... Me duerme.
Tú: Lo sé.
Yo: Ahora sonríes. 
Tú: Lo haces tú también.
Yo: Te amo.
Tú: Te amo a ti.
(Silencio)
Tú: Hacerte el amor es lo mejor que sé hacer.
Yo: Haces muchas cosas bien.
Tú: Te amo, te amo mucho.
Yo: ¿Qué ocasiona el sexo en ti? Eres tan tierno cuando lo hacemos.
Tú: ¡No lo llames sexo! Por favor.
Yo: ¿Qué ocasiona en ti?
Tú: Es amor, sé amarte en la cama.
Yo: ¿Sólo en la cama?
Tú: Sabes que no.
Yo: Lo sé.
Tú: Me gustas.
Yo: Tú me gustas a mí. 
Tú: ¿Estás cansada?
Yo: Sabes que sí. Tú no. (Risas)
Tú: Hace rato estabas llorando.
Yo: Esto cura hasta la peor tristeza.
Tú: De nuevo tienes esa cara de...
Yo: Debemos dormir.
Tú: Desea hacerlo. Está bien. ¡Ven, sobre mi pecho!
Yo: Hasta mañana. Te amo.
Tú: Te amo, princesa.


miércoles, 13 de julio de 2011

Aika...

En verdad no sé si éste sea el título adecuado para mi historia. Es algo informal y no quiero hacer de ella un libro. Quien haya leído manga, pues véalo así, aunque no tiene nada parecido a un manga, bueno sí, una historia, hehe. Comenzaré por donde se debe. :)


¿Recuerdas cuando nos conocimos? Era una noche fría y silenciosa. No esperaba tu llegada. De pronto se abrieron las puertas del tren y saliste apresurada. Las puertas del tren se cerraron y tú subías las escaleras.Por alguna extraña razón no podía quitarte la mirada de encima. De pronto volteaste y a la vez lo hice yo. Bajaste de nuevo las escaleras. Te paraste a mi lado y mi corazón latía fuertemente: estaba nerviosa. Dijiste -Bajé en la estación equivocada- Y recordé que yo debía haber tomado el tren del cual tú bajaste, ya que era el último que pasaría. Tú leíste mi mirada y comenzaste a reir y dijiste -¿Tan apuesta soy?- Dije apenada -No es así, tienes un aura diferente al de los demás- Y luego quedamos en silencio. Fue una noche larga. ¿Lo recuerdas? No dijimos nada, sólo esperamos hasta el amanecer para tomar el primer tren. Sorprendentemente nos bajamos en la misma estación. Seguimos nuestros caminos sin decir Adiós; Sabíamos que nos volveríamos a encontrar. Oye Aika! ¿Recuerdas el segundo día que nos encontramos? Esta vez sí era de día. Parecías fría e inquieta. No eras la misma chica apresurada de aquella noche. Pensé que no saludarte sería lo mejor. Así que me adelanté sin que notaras que yo te había visto y gritaste "No finjas que no me recuerdas" Me detuve sin voltear... Eres algo impulsiva Aika. Me detuve hasta que llegaste a mi lado y te saludé tan fríamente que me sentí algo incómoda. A veces aún me haces sentir lo mismo Aika, das miedo. Aika... esta historia me deprime. No entiendo por qué me pides a gritos que narre tal drama. Ohh cierto, Aika siempre fue feliz aunque triste fuese la historia. Ese día me pediste que te acompañara a tomar el mismo tren que yo tomaría, a veces pensaba que tú podías leer mi mente y por eso me pedías tales cosas. El tren estaba vacío, no recuerdo la hora, pero aún había luz del día. Me dijiste -Te protegeré de tu acosador- Reí y dije -No tengo un acosador- Tu rostro fue traumatizante y dijiste -Soy yo- Tuve mucho miedo y luego reíste mucho. Mentías. Eres cruel Aika. Sí, ya sé, siempre dijiste que era muy ingenua e infantil. Pero en ese momento aún no lo sabías ¿Cierto? ¿Cierto Aika?